(8:00am)
Las líneas de la mano otra vez me estremecen. Seamos honestos, nadie se conoce tan bien la palma de la mano.
¿No son acaso trazos como de galaxia en miniatura? a fin de cuentas, lo pequeño refleja lo grande y como es allá arriba, es abajo. ¿Cuántos años luz me separan de mi verdadera naturaleza?
Tal vez pertenezco a una constelación que va en espiral y evoluciona bailando en su mismo eje. Ya no son motas de polvo flotando en el sol, el remolino es el tiempo.
Yo me sumergo en el centro. Inmersión. Y veo todo más lento: Yo misma soy una enorme ciudad y como tal estoy llena de aristas. La distancia que la tierra me impone, quiero decir, éste planeta, me condiciona a moverme en el invento mordaz del tiempo tic tac, tic tac.
Yo que siempre odie los relojes, me aturde, no hay pausa, solo acelera y me mareo al ir con la velocidad de la luz. Me succiona. Me siento agobiada, sin cuerpo.
¡Ella y la implosión! Descubro que el cosmos es en realidad una laguna de agua negra y tibia y yo me dejo ser y estar. Suplico al destino que me de la oportunidad de ver más allá de mi misma.
Respiro hondo y vuelvo a empezar: las líneas de la mano, el firmamento, nítido (una, dos, tres, mil millones de estrellas) el remolino, el centro, una ciudad sin tiempo, una ciudad que es mujer, que soy yo misma, y finalmente éste escritorio.
“Arriba la luna”— digo, como buscando un polo a tierra y vuelvo al trabajo.
Tic tac, tic tac ( 5:00 pm)
Un comentario
Hace dos años dejé mi trabajo y tampoco me he muerto de hambre. Considero, sin embargo, que a ti te ha ido mejor: he escrito un par de libros pero no he logrado publicarlos. Mi sitio web sigue en construccion. He tenido que tomar varios trabajos de desvare, pero en este momento ya agoté mis reservas, ahora es que esto se va a poner divertido. En todo caso, somos muchos los que compartimos muchas de las cosas que comentas en tu articulo, unas mas, otras menos, pero en general el sentimiento que se oculta detras esta ahí. Pienso que cuando te lanzas en una emprsa de este tipo te puede ir mal, pero no puedes perder.
Alejandro