Sé dos cosas:
1. Como todo en este universo, las cosas ocurren dos veces; primero adentro y después afuera. Así que antes de llegar, ya hay que haber ido. Cerrar los ojos, sacarse los zapatos, sentir la arena suave, la mejor masajista. Sentarse cerca a la orilla, mirar un punto lejano…
2. Dudar. Cuando era niña creía que el agua salada se chorreaba por la línea del horizonte. Cada vez que me siento en una playa me tomo una cerveza y lo recuerdo. Pues eso, atender el atardecer, dudar de mi ateísmo. Sentirme irrisoria y encontrar un faro.
El mar de algún modo hace que las palabras suenen diferente, suenan a sal, a gaviota, a coral, a baba de caracol, a beso sediento, a cerveza después del beso. Pero ya no sé si el mar está afuera, tan lejos o de tanto anhelarlo ya lo llevo adentro; o él a mi, como un barco agitado.
Adentro, mi ganas que anuncian un viaje, faltan dos meses, tres meses para el futuro; saber que todo tiene su tiempo, «voy tarde para la reunión» pero no importa porque nunca me importa. Afuera, es importante llegar a tiempo, respetar a lo demás que nunca se respetan ni asimismos. Cielo naranja smog, «¿cuánto cuesta la papaya?», taza de té amargo.
Afuera, una señora con bigote responde: «A tres mil pesos». Adentro, pienso mucho en lo natural, en el pelo por ejemplo: ¿cómo seríamos si no nos cortaramos el pelo?
Afuera, caminar haciéndose un espacio propio en el espacio público. Adentro, pedir señales, «dale, que voy a estar atenta y las voy a escuchar». Afuera, analizar a un desconocido fingiendo mirar al vacío. Adentro, buscar señales en la ciudad. Afuera, encontrarse ciertas cosas en todas partes, la palabra Tailandia, por ejemplo.
Afuera, una caja con muchas cartas. Adentro, «¿por qué no nos escribimos cartas de amor más seguido? Si tuviera que elegir, volvería a nacer en el tiempo en que se escribían cartas». Afuera, tienes una notificación, tienes un correo, 5800 likes, tienes mancha de café en la ropa , ¿tienes planes para hoy?, tienes saldo en tu cuenta de ahorros, tienes que comprar,tienes que ir, tienes que…
Afuera, la llamada que avisa que alguien ha muerto… la lluvia que levanta el polvo…»¿Me prestas tu paraguas?». Afuera, «¿qué pasó?». Adentro, «¿por qué?». Adentro el llanto, como lluvia de verano que limpia el espacio, tengo que dormir ocho horas. Afuera, la imagen repentina de todo lo que olvido en casa. Adentro, llena de recuerdos.
Afuera, imágenes: el bus blanco y pequeñito, la gasolina en el suelo que simula un arcoiris denso, «¿pasa por Envigado?». Adentro, la necesito a ella, «Mamá sólo abrazame», el llanto es tan necesario como la lluvia, la muerte no es antónimo de vida. Afuera, dos de mis hermanos, dos hombres de mi vida han muerto de infarto. Adentro, espero que mi corazón no me falle, «No me falles, ¿eh?».
Afuera, él y él también, que todos dicen lo mismo pero distinto y que nosotras también. Adentro, el amor pero hacia afuera. Afuera, «¿compraste las ciruelas?», olor a pan recién hecho, un perro que ladra, la música del vecino otra vez. Adentro, apetito y lucidez. Afuera, «qué lindo cuadro, ¿de quién es?». Afuera, ja ja ja. Adentro, «¿y si reencarnaramos una y otra vez?». Afuera, un billete sorpresa en el bolsillo de un pantalón. Adentro, creo que mi caos es funcional, soy mi propia cómplice.
Afuera, «vamos al cine, ¿me veo bien así? qué buena fiesta, qué buena canción, Adentro, «No te preocupes que nadie te va a mirar más que a su propio teléfono» . Afuera, todos hablan. Adentro, nadie escucha. Afuera, «¿hay demasiadas ambulancias o demasiados accidentes?». Adentro, «¿cuándo iré al sudeste asiático?». Afuera, «tu factura está lista para ser pagada puedes acercarte a nuestro centro de servicios…»
Adentro, los rituales propios de cada día. Afuera, la cotidianidad, ciudad-licuadora. Afuera, un helado, caminar, «¡mirá ese pájaro!». Adentro, conclusiones, los helados se comen caminando, quiero perderme y volverme a encontrar.
Afuera, «las olvidé en el mercado». Adentro, «el status quo, comienza por casa». Afuera, el mar seguirá latiendo cuando me haya ido. Adentro, creo que mi ego es un cangrejo.
Afuera uno, dos, tres guayacanes amarillos. Adentro, qué bueno es pisar hojas secas. Afuera, un libro «No dudo entre dos hombres, dudo entre cien». Adentro, suspiración personal «No dudo de vos, dudo del mundo». Afuera, «un café por favor»,codicia y envidia, la sinfonía de las bocinas, «cambia el canal que no me gustan las noticias».
Adentro, hurtarle sentido al universo sin que se de cuenta, abrir los ojos, muy abiertos, asombrarse, reirse para adentro. Afuera, circulan los letreros en tiempo real, vivimos con miedo. Adentro, un lápiz y una hoja en blanco. A veces tengo miedo. Afuera, una cuenta regresiva, una maratón apunto de empezar. Afuera, sacarle punta al lápiz, valentía pero desde adentro, cinco, cuatro, tres, dos, uno. Adentro, comienzo a escribir pero hacía afuera. Afuera, aparece la primera letra y una gota de sudor. Adentro, comienzo a correr a toda velocidad, ¿cómo puede salir tanta vida de un brazo?
Adentro, vuelvo al mar. Afuera, la misma ciudad.
7 comentarios
Me encanto , y me identifico contigo , afuera somos seres que no dejamos llevar por el entorno y adentro somos ese ser que ama , ríe y llora , recuerda y cuando se unen esos dos seres adentro y afuera entonces sucede el milagro creativo . Aveces nos quedamos estancadas afuera o estancadas adentro y vamos por la vida arrastrando esas cadenas .
Muuy bueno como otros que he leído…. Y bueno Es mejor vivir afuera siendo y haciendo lo de adentro así todo seria mas disfrutable, mas auténtico seriamos mas felices sin importar nada.
Me encanto! Muy bueno!! Es justo el meensaje apropiado para estos tiempos en los que solo se vive de apariencia y en los que todos padecemos de «toquitis aguda»!
Simpre y complejo
Bello y realista
Gracias por compartirlo. Saludos
Carolina, siempre te leo… hasta ahora me animo a escribirte.
Mi conexión con tus textos y minirelatos crece. Debo reconocer que lo hago cuando estoy triste y no sé por qué. Tal vez encuentro una voz que no suena y me motiva. Gracias por escribir, haces algunas cosas más fáciles. Te has imaginado poder hablar con alguien que no conoces? Pues ya lo has hecho varias veces….
En algún lugar
próximo al recuerdo
donde todo hombre
necesita sus propios
interrogantes
surge la más insólita
de las preguntas,
como una habida ilusión
entremezclada,
como si ella misma
fuera la respuesta
en sí y por sí
Afuera es la palabra, adentro es el mundo