# 1. «Soy muy bueno para recuperarme… del cuerpo y del corazón. Tuve un accidente en el que me rodé por la montaña, me fracturé la columna y después de eso mi mujer se fue. Ahora yo sigo mi camino, cultivar la tierra alivia a cualquiera. Intenté trabajar en Medellín, en la ciudad, pero lo mío es acariciar la tierra: café, plátano, deshierbar. Lo que toque mientras viva …y siga criando a mi hijo»
Me costó mucho tiempo entablar una conversación fluida con él. Lo acompañé un rato largo mientras preparaba la tierra para hacer la huerta de una escuela rural, a una hora del casco urbano del Municipio de San Jerónimo, Antioquia (Col). Me gustaron mucho que sus ojos azules me miraran a los ojos al hablar.
Los campesinos siempre tienen palabras simples y bonitas aún con el silencio dicen cosas importantes. Ese día me di cuenta que para este proyecto las personas a fotografiar las iba a descubrir por su mirada. Su mirada es la señal.
2 comentarios
Lo que hago mejor es estar solo. La soledad no es real, aun el anacoreta que está solo en sus pensamientos piensa en una lengua, pertenece pues a una comunidad, aunque la repudie. No sé que es estar solo, como Laika por ejemplo, que viajó, seguramente asustada, viendo el cosmos hasta que murió.
Pero trato de tener tiempo de silencio. O siendo yo quien genera mi ruido, un momento en el que el otro, no esté alterando lo que me digo. Es el único momento en el que las demás cosas del mundo no me atraviesan. A veces no me doy cuenta que extraño oírme, entonces busco estar solo. No es un gran talento, como el del campesino que sabe trabajar la tierra, pero me «cura» así como la tierra hizo con la espalda de don Orlando.
Qué respuesta tan honesta y bonita. ¿Aceptás que te tome una foto para compartir estas palabras? Creo que mi mayor talento se parece al tuyo porque es la soledad, la tierra fértil en donde crece