Si queremos una definición digamos sencillamente que la creatividad es la capacidad de crear, la capacidad que tiene el cerebro humano para llegar a conclusiones originales, a ideas nuevas y de resolver problemas de una forma diferente. Si bien la creatividad puede materializarse en admirables obras artísticas, literarias, y científicas; también puede desplegarse en la vida diaria, mejorando la calidad de la misma.
Esto último seguramente no dejará huella en la historia de la humanidad ni nos merecerá una mención en Wikipedia pero es en esencia, lo que hace que la vida valga la pena.
Una persona creativa es una persona feliz. Todos tenemos el potencial de ser creativos, es decir, todos tenemos el potencial de ser felices porque la felicidad es una práctica. Así que la creatividad está en nuestro interior y es un músculo que hay que entrenar. De ese músculo depende en gran parte tener vidas más satisfactorias y plenas encontrando siempre soluciones a nuestros problemas.
Hace poco ví un documental llamado La teoría sueca del amor. En él, Zygmunt Bauman -un hombre a quien leo desde la universidad y admiraré siempre- dice que “No es verdad que la felicidad signifique una vida libre de problemas. Una vida feliz implica tener que superar los problemas (…) Hacer frente a los retos, lo intentas y te esfuerzas. Y entonces llegas al momento de felicidad cuando ves que has podido controlar los retos del destino. Y es justamente esto: la felicidad de haber superado las dificultades» y en ese camino, es la creatividad la que se apodera de nosotros para no dejarnos rendir.
La creatividad es el sistema inmunológico del alma.
Al potencializar la creatividad aumentamos nuestra capacidad de pensar positivamente, de construir y concentrarnos. Además pasa algo muy curioso en la bioquímica de nuestro cerebro porque aumentamos la cantidad de conexiones neuronales y el intercambio de todos los neurotransmisores.
Seguro habrás escuchado hablar de las hormonas responsables del placer y la motivación (dopamina), de aliviar el estado de ánimo (serotonina) y de producir felicidad (endorfina).
Ante la presencia de la creatividad el Cortisol (hidrocortisona) –que se libera como respuesta al estrés- ¡huye! disminuyendo así la ansiedad y la depresión.
¿Dónde está la creatividad?
La creatividad tiene muchas maneras de expresarse. En determinado momento tiene forma de pigmentos de sobre un lienzo, y al siguiente tiene forma de la solución a un problema. Es como una voz del más allá que nos habla a todos de vez en cuando, pero que no se puede describir, pues nadie se pone de acuerdo acerca de cómo invocarla o hacer que se manifieste como el superhéroe que nos salvará cuando más lo necesitemos.
¿Son nuestras fotografías o la manera como decoramos los espacios que habitamos unas pruebas de su existencia? Tal vez ¿Y qué pasa con nuestra obsesión por las papelerías y las plantas que hacemos florecer por toda la casa? por supuesto que lo son. ¿Y estamos siendo creativos cuando aportamos una idea nueva a nuestro equipo de trabajo? También.
¿Y qué pasa cuando no pasa nada, cuándo nos dedicamos a contemplar un atardecer o la gente que camina por la acera? O ¿cuándo aprendemos sobre la profundidad de campo con nuestra cámara fotográfica, cuando encontramos la propia voz al escribir o aprendemos a amar mejor a alguien? ¿Cuándo logramos reparar algo que no tenemos idea cómo funciona? ¿Qué pasa cuando educamos a un niño hasta la edad adulta o encontramos una palabra hermosa o logramos inventar una receta?
Todo eso. Todo eso es fruto de la vida creativa.
Algunos dicen que la creatividad habita en las ideas y otros dicen que está en las obras
El secreto es que…
La creatividad está en el amor. Y ya sé que suena súper etéreo afirmar esto, pero es que de eso se trata: de amar algo —tanto si es una persona como si es una palabra, una imagen, una idea, la tierra o la humanidad— en eso consiste su poder. El amor está siempre ahí, de manera incondicional llenándonos o chocando con cualquier obstáculo que se interponga en nuestro camino. Y como en todo acto de amor, la única manera de mantener la creatividad a salvo es evitar que la pereza y el negativismo destructivo la envenenen.
Si la creatividad es clave para nuestro proceso personal es también esencial para el progreso social. Por eso debemos defender la creatividad en todos los espacios y ámbitos del conocimiento y trabajo colectivo, al fin y al cabo es ese el legado que nos han dejado nuestras generaciones ancestrales y es como debemos equipar a las que vienen porque de lo contrario ¿cómo superarán los retos ambientales y sociopoliticos que desde ya estamos creando?
Inspiración
Podemos generar trabajos creativos a todas horas y en todos los campos de la vida. La ejercemos incluso para afrontar circunstancias adversas. La creatividad no es una característica diferencial que unos tienen y otros no, todos la tenemos a nuestra disposición.
A veces parece que no nos enteramos el día que nos dijeron que sí podemos hacer algo. Dice Elizabeth Gilbert que “si pasas el día defendiendo tus limitaciones, te has ganado el derecho a conservarlas. Es muy probable que si no estás creando, estés destruyendo algo ahora mismo”.
Aquellos seres que más admiramos son los que más conectados están con su propósito. Es decir, con aquello que hacen naturalmente con un placer que aumenta, y ese es tu talento. Trabaja en lo que te gusta, con lo que vibras, solo así vas a potenciar tu creatividad, y si aún no sabes cuál es tu pasión o propósito te invito a leer este post: 7 ideas para descubrir tu pasión o propósito
Así que ¿cuál es tu creación hoy?