Los hombres son como los libros

Digamos que con los hombres es como con los libros: si no la atrae no se moleste en darle la oportunidad. Si empezó a andar con él y no la cautivó, cámbielo por otro. Si la decepcionó al final, siéntase con toda la autoridad para dar su opinión al respecto, algo habrá aprendido. Si fue bueno mientras duró, tendrá un amigo para toda la vida; y si le pasa como a mí con ciertos libros como El libro de los abrazos de Eduardo Galeano, que se vuelven una expasión de uno mismo, nada que hacer… Hasta que la muerte los separe. Esos, son libros que no se prestan.

No se vuelve a ser la misma persona después de libros así y esto pasa porque estamos hechos, en una altísima proporción, por  los libros que hemos leído y las personas que hemos amado.  Lo que sucede es que una vez amamos a algo o a alguien se convierte en uno de los componentes fundamentales de lo que somos.

ATLAS
Vía Pinterest

El otro día, alguien vino a asaltar mi biblioteca, una humilde pero satisfactoria portadora de viajes, objetos, pesos y tamaños.

Mientras el intruso manoseaba con interés de vecino metiche me miraba inquisidoramente y preguntaba:

— ¿Ya leíste este?, ¿Ya te terminaste de leer este otro?

—No, todavía no — respondía yo con cierta impaciencia y pensé: «a este le gusta tragar sin degustar. Engullir como pato y alardear con su panza, inflada de contenidos devorados sin placer.

La cadencia minuciosa de la lectura lenta, esa que puede demorarse meses pero sin que los meses sean meses, sin que el tiempo sea tiempo.

El asombro que obliga a detenerse, se esté donde se esté; uno mira alrededor con sonrisa cómplice como para digerir lo que alguien se atrevió a poner en palabras.

El ritmo que implica una historia, los vértigos acelerados y las pausas como si  se estuviera degustando un chocolate al escondido. El querer llegar a casa para someterse al ritual solitario de subrayar frases que le dan sentido al propio mundo.

Esas cosas, se hacen como si se tratara de un momento de seducción porque es uno, en realidad, quien seduce al libro, quien lo reta a que le de más duro y mejor, a nuestra capacidad de asombro dispuesta.

Es un juego erótico de incertidumbres y jadeos inestables. Remueve sin pedir permiso, (como los buenos amantes) emociones que sólo se alcanzan y se prologan con cierta cadencia, con cierto flow. En psicología, el estado de Flow es un estado emocional positivo que se experimenta al estar absortos en una actividad para el propio placer y disfrute,  donde el tiempo vuela, y las acciones, pensamientos y movimientos se suceden unos tras otros sin parar.

Un orgasmo, se parece al momento exacto en el que uno comprende algo, una experiencia de plenitud, de que el mundo está correspondiendo a los deseos que uno le pide ¡y es que un buen libro es como un buen polvo! O quien no ha sentido alguna vez, la necesidad casi instintiva de abrazar un libro después de un final que lo deja a uno revolcándose entre espasmos ante tanto extásis.

Lo mismo, pasa con ese ser humano que lo tira a uno a la orilla como si de una mar de Alka-seltzer se tratara. Uno lo abraza como agradeciendo su existencia con los últimos alientos que la obtención del climax deja.

Somos libros andantes, yo por mi parte tengo páginas que cambian de color cada que se les abre, soy un microcosmos. Así mismo es un libro, un destello organizado de la mente de algún microsmos andante que derrama en unas cuantas hojas un universo en miniatura, y sólo en la exploración devela sus ramificaciones.

Leer es como comerse un postre que se degusta no ya para satisfacer esa necesidad instintiva de calmar el hambre, sino por el mero placer de que la exquisitez se derrita erizando cada uno de nuestros sentidos… nos hace más humanos, como los orgasmos.

 

2 comentarios

  1. Es el segundo escrito tuyo que leo en menos de media hora y creo que empiezo a odiarte porque te metiste en mis inquietudes y en mi ignorancia para enseñarme cosas que no te estaba pidiendo que hicieras. Y ahora, ¿cómo me quito de encima tus escritos? Yo también tengo cosas que escribir para publicar. Gracias Carolina. Pareciera que te conozco desde siempre.

  2. No será que lo libros dicen cosas que ya sabemos pero aún no sabemos que las sabemos? encontramos en cada hoja las palabras perfectas para expresarlo y es por eso mismo que nos gusta tal o cual titulo? pensamientos inconscientes que subyacen en lo más profundo aflorando en cada capitulo, nos damos cuenta y decimos…»es lo que pienso», parecen ser llaves que destraban pensamientos conjeturados dentro nuestro.
    Lo mismo ha de suceder quizás con hombres o mujeres, personas en sí que llaman nuestra atención por sus títulos, contratapas, prefacios; incurrimos en ellos en cada capitulo; nos atrapan, nos involucramos, dedicamos tiempo y espacio a ellos.
    Las personas son como los libros..
    Saludos desde Bs As.